La escritura pública es un documento esencial en la compraventa de inmuebles, pero por sí sola no otorga la propiedad. Es un requisito legal que deja constancia del acuerdo, pero no tiene efectos definitivos sin su debida inscripción.
Cada inmueble tiene un folio de matrícula inmobiliaria, que es el registro oficial de su historial y titularidad. Para que el comprador sea reconocido legalmente como propietario, debe inscribir la escritura en este documento.
El trámite se realiza en la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos (ORIP) del municipio correspondiente. Solo con este registro el comprador adquiere plenos derechos sobre el inmueble y puede disponer legalmente de él.
Si la escritura no se inscribe, el comprador no podrá ejercer derechos plenos sobre el inmueble. Además, no podrá venderlo, hipotecarlo ni defender su posesión legalmente en caso de disputas.
Según el artículo 756 del Código Civil Colombiano y el Decreto 1250 de 1970, la escritura debe registrarse en un plazo máximo de dos meses desde su otorgamiento. No hacerlo puede generar sanciones y riesgos legales. Se recomienda realizar este trámite de inmediato con asesoría legal para evitar problemas futuros y garantizar la seguridad jurídica de la inversión.
